He aquí una visita estandar de una familia a la Villa de Santillana del Mar:

Nos llovió, nos hizo sol, cada momento una nueva sensación. Se experimentan muchas y diferentes sensaciones en esta hermosa villa medieval. Con una joya del románico como es su Colegiata de Santa Juliana y su claustro del s.XII, Sus torres del XIV y del XV, almenadas o no como la Torre del Merino o La Torre Don Borja, sus casas del XVI y XVII … Uno cuando hace un paseo nocturno por sus calles, con tenue luz iluminadas, espera que por cualquier esquina aparezca un caballero de capa y espada.

A la hora del llantar, se puede hacer difícil decidirse por un lugar u otro, con menús sabrosos y variados, incluso ofreciendo el famoso cocido montañés, al rededor de los 15€, o cartas con suculentos chuletones de carne de buey o jugosas lubinas salvajes al horno … un gustazo!.

Ya cansados de pasear y disfrutar de nuestro tiempo en emblemática localidad como esta, nos recogemos en una de sus posadas cálidas y acogedoras, que como los hoteles, están emplazadas en casas generalmente restauradas de época.

Después de un grato desayuno al Museo de Altamira, increíble salto en el tiempo que no nos deja indiferentes ante un arte rupestre que remueve nuestra imaginación … y para airear nuestra mente nos vamos a tomar un baño de aire fresco y puro hasta la Playa de Santa Justa, a 4km. del centro del pueblo de Santillana, con su ermita del mismo nombre enclavada en las rocas de un otero desde el que nos recreamos la vista de una costa casi salvaje de acantilados y playas de fina arena.

Un lugar para repetir. Quizá no miente tanto esta villa, sí tiene mar, Santa es Santa Juliana que custodiarían los monjes de la Colegiata y su gente “llana” y entrañable.

Hay varios museos, el estupendo Zoo y muchas tiendas con curiosidades y productos típicos de la región, ¡vamos! que cultura y buenos alimentos no nos faltó. Muy bien emplazado para desde allí seguir descubriendo una región admirable.

Desde nuestra modesta opinión, recomendamos a todo el mundo una visita a este entrañable lugar. Gracias